Ahora tengo que torcer
todos los renglones.
Que digerir todos los besos
que no nos daremos.
Vomitar las miradas ahogadas
en un ascensor.
Las vistas de mi azotea
que nunca te llegué a enseñar.
Tragarme mis pulsaciones
mis recuerdos
aquel bar.
El limonero y todas las cosas
que son las mismas de siempre.
La uve del río
Chillida
Y aquella vez de esa frase
"Tu naciste para ser mía"
Stephen Hawking en una sala
Y una mirada violeta más
Los viajes
las salidas.
Aquella foto de dos copas
y un paquete de liar.
Dos bicicletas.
Esos meses de mi vida
un futuro de mentira
y mil ilusiones flotantes.
Nada más.
Ahora, ahora, ahora...
Entender que ahora es lo único de verdad.
Nos invaden unos tiempos de escasez emocional, de frío mental, de estatuas marmóreas que andan por las calles de siempre, en el planeta de siempre... Aquí, donde nada es suficiente, donde todo pasa desapercibido, donde no existe juicio real ni valores justificados... una sardina cualquiera está dispuesta a gritar... aunque sólo la escuchen las de su misma lata. Porque señoras y señores... podremos perderlo todo pero también no callar nunca, la palabra es omnipotente... siempre lo fue.
Evolution homosapien

Homosapien evolution
lunes, 17 de junio de 2013
domingo, 16 de junio de 2013
EN LA BOLSA GRIS
En la bolsa gris he metido:
tu forma de mirarme
tu forma de vestir
tu recuerdo químico
y tu manera de ver el arte.
El pasado, que ya no existe.
tu forma de mirarme
tu forma de vestir
tu recuerdo químico
y tu manera de ver el arte.
El pasado, que ya no existe.
QUÉ PENA
Anoche no pude ni emborracharme,
¡Qué pena!
¡Qué pena! La hubiese cogido bien.
Anoche, pude haber follado como nunca.
¡Qué pena! que no aproveché.
Pero hay que ser fiel a uno mismo.
Anoche...¡¡¡buffff!!!
Anoche soñé despierta.
¡Qué pena a veces la vida!
¡Qué pena confundir ¿la realidad?!
¿Cuál es?
Lo cierto es que nada es tan cierto como lo veas.
La pena es una careta
que se engancha por dentro.
¡Qué teatro la vida!
¡Qué mentira más cierta!
Anoche me dijiste "no te quiero".
Qué pena lo que te pierdes.
Qué pena...
Y que siga el cuento cojo,
que es precioso hasta con pena.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)