Hace dos años ya que llegué a éste lugar,
el tiempo se va volando como volando se va la vida.
De ésta tierra vikinga me quedo con sus paisajes "apaisants", de hecho,
agradezco a cada prado, a cada vaca, a cada gato encontrado, la
oportunidad que me dieron de re-aprender a valorar las simples cosas.
Me quedo entonces con los amigos que hice, y,
con los que deshice.
Con los actos de amor propio.
A estar lejos de la montaña y cerca del mar sin arena.
Las piscinas de agua de mar. Los viajes en coche. El volver a ser valiente.
La cerveza.
Estar conmigo. Leer. Oler. Subir a los árboles.
Me da pereza empezar de nuevo, pero al mismo tiempo
algo me llama en otro lugar. Ese miedo a lo desconocido,
nos acompaña siempre. Supongo que hay que aprender a vivir con él.